martes, 28 de mayo de 2013

La mar

Cuando nací, la mar se instaló en mis ojos y tomó posesión de mis pupilas. Se enseñoreó en ellas como si fuesen de su propiedad y ahí se quedó creciendo conmigo y regalándome su calma o enfadándose, doliéndose a la vez que yo.

 Sus olas furiosas se transforman a veces en surcos de salitre que juegan a su gusto con las sombras de mi rostro creando caminos y descubriendo nuevas arrugas que  a veces la risa o la tristeza desvelan dejándolas para siempre como testigos mudos de la vida.

Contemplo los años pasar serenamente y pienso que ola tras ola para bien o para mal, han de romper en la orilla y muere el tiempo y se renueva una y otra vez.
Y ahí sigue su marejada infinita jugando a ser Dios con mi tiempo.

lunes, 27 de mayo de 2013

Ladrón



Un vulgar tironero. Ni siquiera de guante blanco.

La chica incauta caminaba hacia la estación a coger el tren cuando se le acercó. Con la mejor de las sonrisas le pidió fuego. Ella, que estaba un poco desconcertada entre el ruido y la gente extraña, agradeció esa sonrisa acogedora, pero allí mismo, mientras se inclinaba un poco sobre su bolso para buscar el mechero, él agarró el asa de su maleta y se marchó raudo perdiéndose entre el gentío.

Ella se quedó con el mechero en su mano extendida, ofreciéndolo a nadie.

El ladrón se llevó en la maleta todos los tequieros que llevaba para aquel viaje, todos los besos de todos los despertares que le quedaban, todos los otros besos de noches apasionadas, todos los abrazos junto con aquellas palabras ahora impronunciables porque también se las había robado, todos los escalofríos sobre una piel acariciada.

Ya no le quedaba equipaje. Así que no tomó aquel tren.




viernes, 17 de mayo de 2013

Horas


Larga es la noche mientras miro la ausencia de tus formas entre las sábanas. No hay volúmenes y sin embargo, se proyectan sombras oscuras que me engullen, y un soliloquio terco borra las esperanzas dibujadas en las manecillas del reloj.

Te extraño a partes iguales que te aborrezco, y ambos sentimientos se entrelazan para ahogarme en una súplica que ya no rescata el nuevo día. Una laxitud envuelve la atmósfera y todo duerme menos mi razón, que vaga por los espacios vacíos que dejaste, muy abiertos los ojos, muy cerrado el corazón.

Cuando vuelvas con el nuevo día y escuche tus palabras gastadas ya no encontrarás tu horma en este cuerpo huérfano.



miércoles, 8 de mayo de 2013

La luna tiene forma de hamaca.

La noche tranquila coloca las estrellas una a una, sin prisas. Juguetea formando caprichosas figuras en el cielo como si algunos fuegos artificiales se hubieran quedado allí, temblando eternos. 

Yo me balanceo en su arco de mecedora somnolienta y siento que allí sentada en la inmensidad del universo,  puedo ser yo y extraer de mi interior lo mejor de mi misma.