jueves, 21 de noviembre de 2013

Duermevela




La vi danzando delante de mi. 

Una llama, una gran y brillante llama formada por pura luz  que perfilada como una figura humana  danzaba rítmicamente. Se mecía hermanada con la gran hoguera que iluminaba el claro del bosque.
Había llegado allí por un camino de tierra limpia, árboles frondosos con toda la gama de verdes de una paleta de pintor y alguno más imposible de igualar. Setos angostos y pequeñas y retrasadas flores que se rendían  al frío.
Aquella figura roja, naranja y amarilla cambiaba su brillo y bailaba al compás de la hoguera, unos pasos alejada del círculo de fuego que acariciaba sin quemarles las ramas más altas del arbolado. No se mezclaba con ella, no se tocaban, pero una completaba a la otra. Saltaba, jugaba y su cabello anaranjado flotaba
al compás imaginario iluminando aún más aquél claro glauco y gris.

Yo estaba allí, contemplando el espectáculo de pura energía que se fundía con el resto y quise ser la llama.

¿Y si ya lo era?

martes, 5 de noviembre de 2013

Anotaciones en la margen derecha de un libro


- Fusun,  Ulises me ha llamado tonto!
- Ulises, por qué le llamas tonto?
- Yo no le he llamado tonto: le he llamado cabrón.


Aun en boca de un niño de cuatro años, no hay mentiras más enteras que las medias verdades.