Miradas de soslayo que buscan respuestas. Ahí estas
observándome y yo te observo sin decir nada, sin preguntarnos. Algún bloqueo
que otro, pero nada de cuidado. Nada que no se olvide tras una noche de sueño
reparador. No sé si me entiendes. Mañana
todo volverá a la normalidad y olvidaremos las miradas soslayadas. Nos
engullirá la cotidianidad, en esa zona de ruidos sin peligro donde podremos
mirarnos de frente, aunque queden cosas que no sabremos comunicarnos. Miríadas de historias en común vividas que no se
desean repetir. Sentimientos encontrados en una lucha por encontrar el sendero
perfecto ¿Me entiendes? Necesito que me entiendas sin palabras que tú ya
conoces a la perfección. Son las cosas que no se dicen las que necesito que
entiendas, no me des excusas y ponte a ello.
Llueve mientras se lavan los momentos amargos y yo tengo que
partir. Olemos a tierra mojada y aunque sabemos que mañana tal vez pase el
temporal yo tengo que partir y dejaré el instante en suspenso, con dolor, como
siempre. Y me llevo mis miedos y mis
pesares sin saber si tengo más de lo uno o de lo otro, y sin saber si lo sabes
tú. Y haremos como que todo se habrá olvidado cuando vuelva a verte.
Pienso una caricia de despedida y la detengo, porque tal vez
esa caricia diluya lo que quiero que pienses cuando yo no esté. Y siento miedo.
No sé si de mí o de ti, o de ese espacio de tensión que nos separa. Quizás no
lo entiendes.
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