domingo, 16 de diciembre de 2012

A tempo di minuetto



Ambos miraban el jarrón que el marido había regalado a la esposa, aunque ella hizo un mohín... Él, preocupado se interesó por el motivo de ese gesto.
-Cariño, no te gusta el jarrón?
-Oh, sí, amor. Es que estaba pensando...
-Qué?
-Pues que quedaría mucho mejor en una mesita auxiliar en vez de ahí. Siempre he pensado que aquel rincón quedaba un poco pobre.
-Bueno, podemos ir mañana a buscar en alguna tienda lo que deseas.
-Sí, mi vida? Oh, eres un cielo!

El jarrón puesto en la mesita auxiliar en el rincón de la sala hacía ladear la cabeza a la esposa con escepticismo. Entonces ella no dudó en comentar a su esposo lo que pensaba.
-Oye, cielín, que digo que ese mueble de tantos años desentona tremendamente con la mesita tan preciosa
-Y qué hacemos, la devolvemos?
-Noooooo... Me decía yo si no era hora de ir cambiando el mueble...
-Pero, nena...
-Andaaaaaa, cariño... Yo creo que es hora de renovar un poco el ambiente de nuestro salón.
-Bueeeeeeeno. Iremos a buscar un mueble nuevo.

Acababan de terminar de colocar el último plato de los dos o tres mil que tenía su esposa. Derrengado se tiró en el sofá. A lo que ella dijo:
-Qué pena!
-Sí, amor, estoy mortalmente fatigado.
-No, cielo, si digo que qué pena de sofá. No ves lo que te hundes en él? Está tan usado!
-...?
-Sí, mira: es absurdo tener todo esto tan bonito y no renovar ya el sofá...

El día antes de que llegara el camión de reparto el marido se dio cuenta de que su esposa tenía una cara de atribulada que no podía comprender.
-Pero cariñín, qué te ocurre? No estás contenta porque te van a traer tu sofá?
-Ay, mi amor! Qué tonta he sido!
-Es que ya no quieres el sofá nuevo?
-Qué va! Es que hemos hecho una tontería. Teníamos que haber llamado al pintor para que antes que nada hubiéramos cambiado el tono de la pared, de ese blanco aburrido a un tono pastel que haría destacar el nuevo mobiliario. Estoy desolada!
-Pero mi vida...
-Nada, nada, que mañana llamamos al pintor! Faltaba más que cometiéramos semejante tontería! Avisa ahora mismo al del reparto que no traiga el sofá hasta nuevo aviso.

Fue entonces, y sólo entonces, cuando ella, que era un mujer que pensaba en todo, se percató de la buena idea que sería añadir una habitación al salón que sólo estaba pared por medio y que en realidad, nunca usaban para nada. Así que llamó rauda al albañil para que tirara el tabique ante la atónita mirada de su esposo.

Cuando pintores, albañiles, transportistas y resto de personal hubieron terminado, ambos esposos miraban extasiados el resultado de los cambios que se habían operado en su hogar.

Fue entonces cuando ella preguntó:
-Cariño, y tú crees que ese jarrón queda ahí bien?

(Doy fe de que es verídico)

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